Mucho gusto, soy Ana Listas (Ana, porque así me llamo y Listas porque organizo los desordenados pensamientos de los millennials en listas). Estudié Comunicación Social y Periodismo por vocación, me especialicé en Gerencia de Mercadeo y Ventas por pasión; soy generadora de contenido para redes sociales por hobby (aunque soy de esas que tiene la suerte de que su hobby se haya convertido en su trabajo).
En pocas palabras, soy “influencer” pero prefiero que me llamen “generadora de contenido” para que, de entrada, no piensen que se trata de algo superficial.
*Hago la aclaración porque es importante comprender que no todos los influenciadores son generadores de contenido; y no todos los generadores de contenido son influenciadores*.
Supongamos que cada uno de nosotros es como un programa de televisión dentro de un canal que se llama Instagram (o TikTok, o Twitter, o YouTube, etc.). El contenido de nuestros programas es tan variado como el que puedes ver en la guía de tu televisor, y así como existe Animal Planet para los amantes de los animales, Home & Health para los amantes del diseño, Discovery Channel para los curiosos o Muy Buenos Días para los que querían ver un poquito de todo; pasa igual con los influenciadores… cada uno tiene su especialidad, con decirles que existen desde foodies (influenciadores de comida. Ej. Tulio Recomienda) hasta influencers de arquitectura o cualquier tema de su interés (parece chiste, pero incluso sacerdotes han migrado a estas plataformas).
Este fenómeno es considerado por muchos expertos como “la revolución de la publicidad” -más conocida como Marketing de Influencers-
Pues volviendo a la comparación con la televisión, muchas de las personas que antes se acostaban viendo novelas o con el noticiero de la última emisión; hoy se van a la cama acompañados de sus redes sociales.
¿Y qué ven en las redes sociales? -Contenido en su mayoría ¿generado por quién? -Por un influenciador o valga la redundancia, por un generador-.
Lo que significa que quienes estamos detrás de la pantalla nos hemos convertido en la nueva compañía de los internautas. Podríamos decir que desayunamos juntos, almorzamos juntos y nos acostamos juntos; obteniendo de manera genuina y desinteresada, la atención y la confianza de nuestras comunidades.
Así que sin importar cuál sea el canal de comunicación (televisión, prensa, radio o redes sociales), esas dos últimas palabras siempre han sido y siempre serán el objetivo principal de la publicidad: captar la atención del público objetivo y ganarse la confianza del consumidor. En resumen, el influenciador es a la nueva publicidad lo que el voz a voz era a la publicidad tradicional… pero con un amplificador.
Sin embargo, como ya sabemos que “a todo el mundo le encanta comprar, pero a nadie le gusta que le vendan” esa confianza en el influenciador de la que hablamos anteriormente se ha ido poniendo en tela de juicio en la medida en que la gente sabe que en la mayoría de los casos le están pagando por recomendar ese producto/servicio/experiencia.
Y aquí es donde la palabra “orgánico” se convierte en el tesoro más buscado por las marcas. Y no en el ámbito de lo “eco” y lo ambiental; sino porque así es como se le llama a la publicidad que no parece publicidad, que se camufla con el día a día del influenciador, que es coherente con sus temas de conversación y su estilo de vida, que la gente no se salta como cambiando de canal o de emisora durante el tiempo de comerciales, o como los 5 segundos antes de empezar el video de YouTube.
Es la publicidad que antoja, que se recuerda, que dan ganas de guardar (como si se tratara de un volante que no quieres botar). Es la publicidad que va más allá de mencionar una marca y ya.
El equipo debe entender al influenciador y cómo éste se conecta con alguno de sus tantos objetivos. Nosotros, por ejemplo -y cuando digo nosotros me refiero a las acciones que Arconsa y yo hemos realizado en conjunto- le hemos apostado al posicionamiento de las zonas de los proyectos a través de las listas (recuerden que al principio les conté por qué “Ana Listas”).
Para hablar de PIAMONTE, hemos empezado por mostrar “planes que no sabías que se podían hacer en Bello”. Así como hemos creado listas de lugares por conocer en La Estrella, incluyendo por supuesto, el proyecto ciudadela TERRAVERDE.
Y este es solo uno de los casos que me atrevería a llamar: un caso de éxito. Porque, así como las #listasdeanalistas desde el equipo han aprovechado alianzas con otros generadores de contenido para habitar los proyectos, invitando por ejemplo a influenciadores de un estilo de vida fitness a hacer una rutina de ejercicio desde la terraza de algún proyecto; o a algún insta-chef (cocineros de Instagram) a preparar recetas desde alguna de las cocinas de los apartamentos modelo.
Para concluir este artículo, muchos dicen que este boom de influenciadores no durará mucho tiempo, mi primer consejo es: hay que aprovecharlo mientras podemos y segundo: para que haya influenciadores no solo se necesitan redes sociales digitales, se necesitan seres humanos reales, capaces de sentir las necesidades de sus seguidores y de transmitir las ideas de las marcas.